Personal sanitario frente al SARS-CoV-2 en el ámbito de trabajo


Esta entrada de hoy es una colaboración de Francesc Grauet, amigo y compañeroEnfermero de Atención Primaria, Master en Atención Prehospitalaria y Hospitalaria Urgente y que ha querido sumarse al blog aportando este artículo.

A finales de diciembre del año 2019 un grupo de pacientes ingresaron en distintos hospitales en Wuhan, la capital de la provincia de Hubei en el centro de China, con un diagnóstico inicial de neumonía de etiología desconocida. Posteriormente, el 7 de enero de 2020 las autoridades chinas identificaron los primeros casos de una nueva enfermedad por coronavirus (COVID-19). El origen se detectó en el mercado de animales silvestres de Wuhan.

El invierno, junto con la temporada de gripe y el constante desplazamiento de la población en un mundo globalizado han favorecido la expansión del SARS-CoV-2 a todo el planeta, provocando una crisis sanitaria de gran magnitud.

El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de COVID-19 una emergencia de salud pública de preocupación internacional, declarando oficialmente una pandemia mundial el 11 marzo de 2020.

El virus SARS-CoV-2 se ha detectado en secreciones respiratorias (tracto respiratorio superior e inferior), saliva y heces. Se considera que la ruta principal de transmisión es por inhalación de grandes gotas respiratorias, por deposición en las mucosas y las manos, o los fómites contaminados con estas secreciones, seguidas del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos.

La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha impactado fuertemente en los equipos de salud; se registraron numerosos contagios en el personal sanitario, principalmente en quienes prestan funciones en la primera línea de atención de casos sospechosos o confirmados. De  esta  forma,  cuando  existen  elevadas  tasas  de  contagio dentro de los equipos de salud, los sistemas sanitarios pierden la capacidad de dar una respuesta acorde, acentuando los problemas dentro de las instituciones y disminuyendo la resiliencia del sistema de salud. Entendemos como  un  sistema  de  salud  resiliente  aquel  que  puede  mantenerse operativo en medio de una determinada situación de emergencia sanitaria, brindando una respuesta acorde y con capacidad de reserva para aumentar las prestaciones  en  función  de  la  necesidad.
De repente una enfermedad infecciosa y altamente contagiosa lo cambia todo y especialmente la actividad productiva, de servicios, la educación, la movilidad y a la relación entre personas. Ha supuesto mucha carga de trabajo del personal sanitario. 
Además de la evidente necesidad de proteger a los pacientes, no menos importante es garantizar la protección de los profesionales de la salud que deben atenderlos. La protección de los profesionales sanitarios se convierte en uno de los objetivos fundamentales en la pandemia por SARS-CoV-2 por varios motivos:
  1. Son necesarios para garantizar la continuidad de la asistencia.
  2. Tienen un elevado riesgo de contagio al estar expuestos en primera línea a pacientes infectados.
  3. Pueden actuar como vehículos de transmisión en su trabajo diario a pacientes, a otros compañeros, y a miembros de la familia y la comunidad.

Además de la evidente necesidad de proteger a los pacientes, no menos importante es garantizar la protección de los profesionales de la salud que deben atenderlos.


Al ser una enfermedad infectocontagiosa, está afectando a muchos profesionales sanitarios que están en contacto directo atendiendo a pacientes con COVID-19. 
El número de profesionales sanitarios con positivo por COVID-19 asciende a 69.744 hasta el 23 octubre y 63 fallecidos hasta el 5 de junio, según el Ministerio de Sanidad. España acumula un total de 1.046.132 casos de coronavirus confirmados por PCR, de modo que el 6,6% de estos contagios corresponden a personal sanitario.

Todavía no se puede contar, a corto plazo, con una inmunización global o una vacuna totalmente efectiva, por lo que se tiene que garantizar con la máxima seguridad sanitaria y adoptar las medidas preventivas y organizativas necesarias para prevenir el riesgo de contagio del coronavirus en los centros de trabajo.
Las personas que prestan servicios de atención en entornos de asistencia medicosanitaria, sociosanitarias y residenciales (como servicios residenciales asistidos de personas mayores, discapacidad y salud mental) tienen un riesgo superior al de la población general. El concepto de persona trabajadora que presta servicios en entornos de asistencia medico sanitaria, socio-sanitaria y residencial corresponde a toda actividad que implica que la persona tenga que llevar a cabo una intervención directa o indirecta a personas pacientes o usuarias y que han sido diagnosticadas de infección por coronavirus SARS-CoV-2 o que son sospechosas de serlo y, en este sentido, incluye tanto el personal sanitario como el personal no sanitario (de atención, personal de limpieza, mantenimiento, etc.).

Puntos importantes que hay que tener en cuenta para entender el contagio del virus:
  • El periodo más contagioso son los primeros cinco días con clínica. Sin embargo, se ha visto que al principio de la enfermedad, y en pacientes asintomáticos, puede haber transmisión del virus. De la misma forma, se ha visto que los pacientes que han pasado la enfermedad pueden seguir siendo contagiosos (se recomienda aislamiento tras el cese de los síntomas durante 10 días).
  • Aunque el virus se puede aislar en prácticamente todas las muestras (respiratorias, heces, sangre...; no en orina), la transmisión es a través de las gotas que el paciente emite al toser o estornudar y que contienen el virus.
  • De esta forma, la transmisión del virus sería:
    • Por las gotas con virus (que pasan del paciente infectado a otra persona). Se trataría, así, de una transmisión de las denominadas "por gotas". Es importante recordar que se trata de gotas de más de 5 micras y que son capaces de transmitirse hasta 2 metros de distancia.
    • Por las gotas con virus que contaminan objetos, de tal forma que otra persona que toca estas superficies y que, con las manos contaminadas, se toque la cara o mucosas (boca, ojos....) se podría infectar.
    • Por las gotas con virus que contaminan objetos, de tal forma que otra persona que toca estas superficies y que, con las manos contaminadas, se toque la cara o mucosas (boca, ojos....) se podría infectar.
  • Esto es importante para comprender los mecanismos de protección ante las infecciones y las técnicas que hay que aplicar para limpiar y desinfectar salas y equipamiento. 

Hay dos medidas fundamentales que hay que tener en cuenta siempre: la distancia de seguridad y las denominadas "precauciones estándar”:
  • Mantener la distancia de seguridad (mínimo de 2m) con cualquier persona, especialmente si vamos a estar en contacto un tiempo prolongado. Esto dificulta que las posibles gotas lleguen a nosotros.
  • Precauciones estándar. Incluyen:
    • Lavado de manos: es fundamental, ya que rompe la transmisión del virus cuando tocamos un objeto contaminador".
    • Equipamiento protector adecuado cuando se espera contacto con sangre y fluidos corporales.
    • Higiene respiratoria y de la tos:
      • Uso adecuado de pañuelos de papel.
      • No toser sin taparse, ni taparse con la mano (usar el codo)
      • Si se presentan síntomas respiratorios, usar mascarilla quirúrgica y evitar en la medida de lo posible el contacto con los pacientes.
      • De la misma forma, siempre que un paciente acuda con clínica respiratoria, debe llevar mascarilla.

Cualquier profesional sanitario de cualquier dispositivo asistencial,  debe cumplir con las siguientes acciones individuales:
  • Usar obligatoriamente la mascarilla en los espacios comunes (escaleras, vestíbulos, montacargas, ascensores, pasillos, terrazas, aseos y recepciones).
  • Utilizar las escaleras en lugar del ascensor, siempre que sea posible.
  • En los pasillos y escaleras, circular siempre por su derecha.
  • Lavarse las manos con agua y jabón o aplicarse en las manos soluciones alcohólicas sistemáticamente.
  • Mantener la distancia de seguridad (al menos 2m).
  • Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.
  • Cubrirse la boca y nariz con la manga o con un pañuelo desechable y luego tirarlo a la basura si tosen o estornudan.
  • Evitar compartir equipos y dispositivos personales con otros trabajadores.
  • Evitar las reuniones presenciales, favoreciendo las video-conferencias u otros sistemas no presenciales.
  • Limpiar y desinfectar los espacios de trabajo y superficies que se tocan con frecuencia, como teclados, dispositivos de dictado o teléfonos fijos, y los artículos personales como estetoscopios o teléfonos móviles. El SARS-CoV 2 es capaz de vivir en superficies durante horas o días, pero se elimina fácilmente con desinfectantes habituales como el hipoclorito sódico a 1.000ppm o productos testados como virucidas (H100, H200, etc.).
  • Facilitar la tarea del personal de limpieza y desinfección, dejando el espacio de trabajo lo más libre posible. Es necesaria una estrategia de limpieza y desinfección frecuente de áreas comunes: interruptores de luz, encimeras, brazos de silla, barandillas de escaleras, botones de ascensores, pomos de puertas, etc.
  • Comunicar inmediatamente si presenta cualquier síntoma respiratorio o febrícula, si ha tenido contacto estrecho (menos de 2m) con un caso probable o confirmado.
  • Quedarse en casa cuando esté enfermo, avisando telefónicamente al centro y siguiendo el protocolo indicado por su centro.

Las zonas comunes de los centros de trabajo (acceso, pasillos, ascensores, vestuarios, lavabos, zonas de descanso, comedor) requieren una atención especial para evitar el riesgo de contagio, por la mayor probabilidad de entrar en contacto con superficies y objetos contaminados y de contacto directo entre personas. 
Entre las medidas a adoptar se incluyen:

  • Establecer zonas de entrada y salida diferenciadas para evitar la aglomeración de personal y garantizar las distancias de seguridad.
  • Establecer entradas por turnos y flexibilizar horarios.
  • Evitar sistemas de fichaje que impliquen el sistema dactilar.
  • Garantizar la ventilación adecuada de los locales, natural o general forzada.
  • Facilitar los accesos a los espacios, si puede ser con sistemas mecánicos o dejando cuándo sea posible las puertas abiertas, de forma que se utilicen las manecillas lo mínimo posible.
  • Fomentar el uso de las escaleras en lugar del ascensor.
  • Prever lugares separados donde dejar la ropa de trabajo y la de calle.
  • Prever lugares donde limpiarse las manos con agua y jabón o con solución hidroalcohólica.
  • Disponer de cubos con tapa de accionamiento con pedal como papelera para tirar toallas y/o pañuelos de un solo uso.
  • Limpiar las superficies frecuentemente con agua y lejía.
  • Establecer zonas de descanso previendo un aforo máximo que permita mantener una distancia interpersonal superior a 1,5m.
  • Limitar el uso del comedor siempre que sea posible, limitando la manipulación y consumo de alimentos en el centro de trabajo.
  • Prever un uso escalonado de zonas comunes.
  • Los utensilios del comedor, si son reutilizables, se tienen que lavar con agua caliente y jabón.
  • Establecer sistemas para recordar la necesidad de mantener la distancia de seguridad.
  • Incrementar la frecuencia de desinfección del suelo y de las superficies con mayor contacto con las manos.
Para finalizar, es muy importante que se proporcione asistencia psicológica al personal de salud durante la pandemia, proponiendo asesoramiento psicológico, medidas de prevención del burnout y detección de síntomas de ansiedad, depresión e insomnio. En el contexto de la pandemia, el profesional suele encontrarse trabajando bajo presión y es de utilidad identificar situaciones de riesgo. Se sugiere hacer pausas para descansar y alimentarse, mantener horarios regulares de descanso del personal y jornadas razonables de trabajo. 

Es muy importante que se proporcione asistencia psicológica al personal de salud durante la pandemia, proponiendo asesoramiento psicológico, medidas de prevención del burnout y detección de síntomas de ansiedad, depresión e insomnio



Francesc Grauet Estrada
Enfermero de Atención Continuada y Urgencias de Atención Primaria Cervera - Lleida

BIBLIOGRAFÍA

  1. Martín-Vaquero Y, et al. Manejo seguro e higiene de la ropa de la piel y profesionales sanitarios frente a la COVID-19: scoping review. Enferm Clin. 2020
  2. Goiria Ormazabal JI. Salud y trabajo ¿es posible en una pandemia por COVID-19?. Gad Med Bilbao. 2020;117(2):128-129
  3.  Dolores Arenas M, et al. Protección de los profesionales sanitarios en nefrología ante la pandemia por COVID-19. Nefrología. 2020;40(4):395-402
  4.  Martí-Amengual G, et al. Valoración medicolegal de la infección por COVID-19 en el ámbito laboral. Rev Esp Med Legal. 2020;46(3):146-152
  5.  Sabio R. COVID-19:¿cómo podemos proteger al personal sanitario expuesto?. Rev Arg Medicina. 2020;8(1):83-85

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